Pequeñas iglesias románicas de gran encanto conforman en esta sierra una ruta en la que se puede disfrutar de un patrimonio arquitectónico a la vez de la belleza paisajística.
Comenzamos la ruta en Atienza, población situada en un escarpado cerro, rematado por su castillo; por su enclave fueron muchos los pueblos que lo habitaron. Por su posición estratégica en la línea divisoria de las dos Castillas, todavía tenemos monumentos que pueden dar fe de ello. El castillo que conserva restos de murallas y la torre del homenaje.
Descendemos del castillo y visitamos un pueblo salpicados por numerosas iglesias de origen románico (Santa María, El Salvador, La Trinidad, San Gil…), en esta última se encuentra el museo de Arte Religioso. Completan el patrimonio de Atienza, la Plaza de España, con sus casonas típicas con soportales, La Posada del Cordón, El Arco de Arrebatacapas y la bella Plaza del Trigo, de trazado medieval es una de las más bonitas de Castilla.
Siguiendo la carretera llegamos a Imón, donde se encuentran las famosas salinas, monopolizadas por los reyes desde la Edad Media y que en el siglo XVIII, Carlos III decretó su modernización, construyendo una serie de instalaciones que aún se conservan.
Terminamos nuestra ruta en Sigüenza, antes de llegar nos detenemos para contemplar la importancia del conjunto y su dimensión histórica. Pese a los avatares de la historia se muestra una ciudad medieval en la que destaca su castillo (actual Parador Nacional), la catedral, la Plaza Mayor, numerosas iglesias románicas y por supuesto la Casa del Doncel Siglo XV.
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